"Para
entonces la historia (...) corría de pueblo en pueblo. Todas las noches al salir la luna, los
beduinos se la contaban al amor de sus hogueras, y cada vez que pensaban
en Simbad creían oír el rumor de las olas en medio del desierto."
¿Lo
escuchan, nietos, dormidos sobre sus camas, en pequeños cuartos
contiguos que comparten un balcón y los acompañarán para siempre?